Escuela de vida
Llega septiembre con nuevas energías e ilusiones renovadas. Ya estamos en la cuenta atrás para iniciar el curso escolar y, con él, madrugones, esfuerzos extras, alegrías y disgustos,… la rutina en estado puro.
Y la reflexión que me viene en esta época siempre es la misma:
¡¡Qué importante sería que, desde la infancia y también en el colegio, se tengan en cuenta otros elementos más allá del aprendizaje de las materias clásicas, en un sistema que prima la evaluación y el mismo patrón de medida!!
¡¡Qué importante sería que el enfoque de la educación de nuestros pequeños evolucione y permitamos a nuestros hijos fortalecer su autoestima, impulsar su propio criterio, su creatividad y facilitarles un desarrollo en el terreno emocional, un soporte que les servirá para toda su vida y les dará recursos para desenvolverse también en el mundo profesional!!
Y es que estoy convencida de que el éxito futuro depende en gran medida de ello. Por supuesto, el sistema debe también desarrollar competencias técnicas. Pero, incluso por encima de ello, es necesario potenciar factores ligados a la persona.
El éxito viene de la mano de poner pasión en lo que hacemos, de conocernos a nosotros mismos y de tener una visión clara de nuestros retos y nuestros propósitos, de la confianza en el propio talento, de desenvolvernos en el terreno emocional, comprender las propias emociones y también las ajenas para actuar con empatía, tolerar las presiones, saber trabajar con otros, generar confianza y cumplir con responsabilidad.
Y estos factores hay que fomentarlos desde la edad más temprana, en la Escuela, en la familia, durante las actividades de ocio, deportivas y extraescolares...
Y es que tenemos la responsabilidad de hacer posible lo que todos queremos para nuestros niños: SU FELICIDAD.