Vivir en un ideal

Frecuentemente, en las sesiones de coaching encuentro en muchas personas un pensamiento generador de sufrimiento sobre el que me gustaría compartir mi reflexión. Se trata de una sensación interior que acompaña a muchas personas a lo largo de su vida: 'el sentimiento de no valer'. Ésta es una creencia que pesa y que impide avanzar con fluidez, que ejerce de freno. Es un sentimiento que va acompañado de un diálogo interno que entorpece y reduce la capacidad de cada uno.

Curiosamente, este sentimiento suele darse en personas que, por alguna razón, se han marcado un ideal de perfección, un objetivo que resulta inalcanzable y que les lleva a vivir en la exigencia, en una búsqueda casi eterna de ser quienes en realidad no son, y no pueden llegar a ser. Y sólo se aceptan a sí mismas cuando tienen éxito.

Pero ¿qué ocurre ante las equivocaciones o los errores? El error provoca una frustración desmesurada, pues nos identifica con el ser que estamos evitando y que no aceptamos. Ese sentimiento de no valía cobra fuerza ante el error y mina nuestra autoestima, pues lo consideramos como un fracaso. Y esta sensación, alimenta la falta de confianza en uno mismo.

Cuando optamos por un modo de comportamiento basado en evitar a toda costa el fracaso, nos exigimos un esfuerzo extraordinario en cada tarea, con el riesgo adicional de retrasar otras actividades pendientes o bien de renunciar a cuestiones de carácter más personal que también llenan la vida.

Y es que hemos de tener en cuenta que todo esto se acumula en nuestra persona. Esfuerzo excesivo, miedo al fracaso, comparaciones con los mejores, renuncias en nuestra vida personal... cuestiones que terminan siendo como piedras en una mochila, piedras suponen un enorme lastre para nuestro equilibro emocional, piedras que acaban dañándonos, en forma somática, en nuestro carácter, relaciones personales o en nuestros resultados.

Ante esto, el trabajo es aceptar nuestra parte terrenal y errática. Saber que somos ambas cosas, éxito y fracaso, ambas forman parte de nuestro ser y de nuestra vida. Pensar lo contrario sería pretender alcanzar lo sobrenatural.

«Muchas veces me detesto», dice el protagonista de 'El guerrero pacífico'. Y su mentor le responde: 'Tienes que sacar la basura de tu cabeza. Tu primera lección es sacar de tu cabeza todo lo que no necesitas'.

Es necesario, pues, ir vaciando nuestra mochila, vivir más ligeros de equipaje, 'sacar la basura de la cabeza'. La busca de la autenticidad es, de nuevo, un camino acertado.

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